Te admiro mujer valiente, la de los ojos color
miel. Te admiro cada día, cada minuto. Te admiro en las mañanas, cuando con
unas fuerzas, que no se dé dónde sacas, te levantas con ese vientre lleno de
vida, y afrontas el día como siempre, como si no hubiera un mañana. Te admiro
en lucha contra los dolores, cuando te estiras para que la niña que te
presiona, se acomode y no sufra. No puedo pensar en alguien más valiente, no
puedo, quizás estoy obnubilado con tu luz, la que invade toda mi vida, la que
me deja ciego. Algunos dirán que solo es un embarazo, que ilusos, que tontos,
yo sin embargo digo que estas modificando el futuro, sos la piedra que crea
olas en un lago de calma, sos el rayo que parte el árbol y comienza el
incendio. No tengo miedo en lo absoluto, ya que tanto la bebe como yo, te
tenemos a nuestro lado.
De pie y con las manos atadas, Sintiendo como el frío recorre mi cuerpo, Suspiro y cierro los ojos Dándome cuenta al fin De que es, mi último aliento. Recuerdo esas tardes de sol, Cuando era feliz con mis amigos, Y se me caen las lágrimas, Parado ahí donde se cruza el odio y el resentimiento. Tiemblo… me sudan las manos, y me arrepiento, por no decirte que te amo, Por no arrebatarte un beso. Que cobarde me siento ahora Parado como un estúpido Con el muro en mi espalda Con lágrimas en mis ojos. Desearía morirme de viejo, Desearía que mi vida sirva de algo, Que al menos sirva de ejemplo. Que mi recuerdo ablande los corazones, De estas sombras que hoy me matan. No les deseo el mal, Solo deseo que vean el amor, En los ojos de los jóvenes Y se arrepientan. Y por una vez en sus vidas, sean felices, Como lo fui yo. Los zumbidos son agudos y penetrantes, Y mi sangre se derrama sin control Pero yo ya hice las paces con
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