Anécdotas, paisajes y profunda pero muy íntima belleza. Hay momentos en que uno se convierte en una persona con un bajo nivel de sorpresa, pero ciertos lugares, olores, colores, lagos y gigantes montañas con tremendos atardeceres, nos llenan de paz, nos dejan sin palabras, pensamos que hay momentos para ver y otros para ser, y este no era otro que un gran momento para ver, no sólo las puestas de sol, si no las pequeñas cosas que nos rodean, un árbol, su corteza, ese maravilloso mundo que se forma a sus pies, también ver hacia el cielo, que nos dice a todas horas lo pequeños que somos, un grano de arena en una playa interminable, igualmente nos sentimos grandes, al ver sin parpadear esa bóveda llena de estrellas, viendo formas que creemos que son constelaciones, sin importarnos sus nombres, sólo observar y dejar ir los pensamientos, disfrutar, ser feliz. Hoy conocí un lago en la cima de una montaña. El camino no era nada simple, nos tardamos más de veinte minutos en subir. E
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